domingo, 2 de agosto de 2009

¿Cómo está nuestro cine?

Escrito para Público Milenio el 20 de Julio del 2009

¿Cómo está nuestro cine?

Con respecto al reciente estreno en las salas comerciales locales del filme Voy a Explotar, del guanajuatense Gerardo Naranjo, me parece importante resaltar algunas cuestiones que abarcan no solamente la importancia que tiene una película como ésta en la oferta del cine nacional, sino también los problemas a los que se tienen que enfrentar los directores y productores mexicanos ante la neglicencia e ineptitud de las exhibidoras comerciales de nuestro país.

Voy a Explotar es el relato de un adolescente trastornado por vivir encerrado en sus propias frustraciones y las de su padre. Es una película casi vengativa en la que el personaje principal transforma sus caprichos en impulsos rebeldes e irracionales. El protagonista Juan Pablo de Santiago, quien interpreta a Román, comparte créditos con María Deschamps quien interpreta a Maru (dos actuaciones elogiables, sobre todo por el hecho de que ninguno de los dos es actor profesional). Daniel Jiménez Cacho, Rebeca Jones y Martha Claudia Moreno completan el reparto. Maru y Román se enamoran y deciden huir de sus hogares para instalarse en la azotea de la mansión del padre de Román (Jiménez Cacho), un déspota y corrupto diputado local. Pasan los días y mientras el padre de Román, su madrastra (Rebeca Jones) y la mamá de Maru (Claudia Moreno), los buscan desesperadamente, ellos los espían desde las alturas como un asesino que vigila su propio crimen. Durante los días siguientes Maru y Román se enfrentan a sí mismos, a su amor adolescente y al descubrimiento de su sexualidad, tan deslumbrante como nerviosa.

Definitivamente no es un trabajo perfecto, el personaje de Román tiene algunas inconsistencias y por momentos ciertas decisiones que toma se sienten forzadas. Sin embargo esta película tiene muchísimos méritos. El presupuesto de su producción es evidentemente limitado y el hecho de que haya llegado a los cines comerciales se debe únicamente a lo entretenido y fresco de su guión y realización. Naranjo demuestra un crecimiento narrativo importante en comparación con su filme pasado (Dramamex) pero mantiene su estilo dinámico y agresivo, virtudes que algunos directores sacrifican al volverse más "serios".

Lamentablemente, como sucede con casi todas las nuevas propuestas nacionales parece que los cines comerciales están empeñados en sabotear casi por completo, por lo menos, su proyección. Voy a Explotar se muestra en los peores horarios y los problemas de sonido dentro de la sala son infames.

Tristemente este problema lastima la proyección y distribución desde hace muchos años. En la década de los años 80, el porcentaje de proyección de cine nacional, mínimo obligatorio, para una sala commercial, según la Ley Federal de Cinematografía, era del 50%, con relación a la proyección de trabajos internacionales. Apartir de la nueva publicación de esta ley el 29 de diciembre de 1992, en el Diario Oficial de la Federación, los exhibidores están obligados a mostrar, tan solo, el 10% de cine nacional, obligación que tampoco cumplen.

La importancia de tener una industria cinematográfica y cultural sólida es vital si queremos tener un país con identidad, por lo tanto el gobierno y la sociedad estamos obligados a promover la producción y proyección de películas y obras artísticas nacionales. Por esto esperemos que la carrera de Naranjo fructifique y nos brinde más y mejores filmes y por supuesto que la gente pueda y quiera tener acceso a ellos.

Juan Pablo González