lunes, 20 de julio de 2009

Vulgaridades, hologramas y denuestos...

III

Pero qué solos estamos, la gente, los nombres, las palabras, el significado de todo, qué solos estamos. Yo por lo pronto viviendo con el Zulito me divierto, me la paso a toda madre conviviendo con su histriónica mujer y sus perros siameses. Sin embargo el golpe ineludible de la soledad me sostiene de un hilo, me encuentro totalmente vulnerable y absurdo, absolutamente perdido ante la posibilidad de no ser. No sé en qué punto mi narración se convirtió en la autoexploración de mi angustia. A mí todo me valía pito.

En realidad no sabemos nada, nuestra ignorancia crece con los días como los granos en el olote y por lo tanto somos completamente libres. Podrán muchos no estar de acuerdo con el nihilismo, pero, en mi opinión, es éste, el único camino para la plenitud. Yo me he despojado de toda creencia, he decidido reunirme con mis nuevos amigos cibernihilistas y registrar en laworld wide web una nueva sociedad secreta en la lista de las mamadas que provoca la confusión colectiva de este mundo sin control. Si tuviera que mirar al presente con ilusión diría que las tetas de la encargada de la menudería del Mercado Juárez despiertan en mí mucho más entusiasmo que la "ilusión" de tener un futuro "prometedor".

¿Qué le ha pasado a la burgesía mexicana? ¿Por qué nos hemos vuelto tan pinches inútiles? ¿Será que la moda kitsch y la adulación de lo "retro" se han convertido en nuestro único motiv?Las nuevas generaciones de yupies ya no saben quién es Salvador Novo o Silvestre Revueltas, ni reconocen la importancia que tuvo el danzón en la cultura popular de mediados del siglo XX. Estos nuevos seudoseudointelectuales se recocijan con el suicidio de Kurt Cobain y las melodías sólo para suicidas de Radio Head. Están siempre presentes en las exposiciones "arte" contemporáneo en su versión más "contemporáneagüey", aunque no entiendan ni puta madre de lo que se expone en ellas. Ahora resulta que Bergman es demasiado denso y que el jazz es música sin sentimientos. Los anaqueles que antes llenaba Jorge Ibargüengoitia ahora los llenan las infames disque novelas de Dan Brown o Paulo Cohelo.

Por eso yo me he vuelto un exiliado voluntario. Me he recluido en el edén del edonismo y ejercito mi placer sin pudor. Algunas veces cuando la abulia me domina y no quiero levantarme, pues no me levanto y ya está, me quedo quietecito en mi glorioso lecho de histrión y comienzo a imaginar que estoy ante una multitud que amenaza con ahorcarme mientras yo los maldigo excitadísimo. Luego la multitud desaparece y en mi mente se construye lentamente la imagen de Catherine Deneuve invitándome lascivamente a poseerla. Después de un rato de regocijarme con mi representación mental del paraíso bajo a prepararme el desayuno... y así cada mañana.

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